jueves, 21 de agosto de 2014

CARTA ABIERTA A PODEMOS



Carta Abierta a PODEMOS



Nos hemos puesto en contacto con vosotros por diversos medios,  así que por este también.

Probablemente no sepáis que el Partido Fantasma  (que es un grupo para la agitación cultural, entendida cultura como todo) llegó a la conclusión de la necesidad de implantar una Renta Básica Universal de forma autónoma desde 2008, donde por razones de la “crisis” y de la “respuesta” que se le dio se hizo evidente que la crisis era el sistema mismo, y que el mismo sistema estaba haciendo todo lo posible para fortalecerse con esa misma excusa de la crisis, que achacan a los demás, es decir, todo lo que no controla el capital financiero angloamericanoisraelí.  Así que nos pusimos a hacer “pensamiento inverso”( que Popper llamaba “falsar”). Entre otras cosas, nos dimos cuenta de que en realidad se trataba del fin de una era, la que comenzó, por decirlo de algún modo, con la revolución francesa, que ha ido desarrollando historia (partidos, sindicatos, teorías políticas) y cuyo canto de cisne es la actual situación. Nos dimos cuenta, también, de que hace falta desarrollar un pensamiento político nuevo, desde la práctica (y el estudio de esa práctica) democrática. Y, más tarde, nos encontramos con el hecho, muy feliz, de que otros habían llegado a esta misma conclusión, y de que era parte de un debate abierto en ciertos sectores académicos y democráticos.

Hoy nos hemos levantado tarde y en la tele estaba una de vuestros portavoces hablando del programa de Podemos, y vemos con (¿de nuevo?) total desencanto que la cuestión de la renta universal básica (digamos RBU) se posponía “ad calendas graecas”.

NO.

¿Por qué PODEMOS se vuelve NO PODEMOS?

Porque os falta la perspectiva general, y esto tal vez se deba a vuestros propios condicionamientos ideológicos. ¿De donde partís? ¿ De los mismos o parecidos condicionamientos que tienen PSOE, IU y demás, repúblicas, banderas históricas muy degradadas, ideología de un pasado sin superar, etc.?  TAMBIÉN estáis vosotros en ESE mundo?

Porque nosotros partimos del Otro Mundo, del mundo de la nada y de los que son nadie, del fantasma sin forma que recorre, realmente, si no el mundo entero al menos España: el fantasma de la Democracia. Y por eso lo pensamos todo de nuevo.



El propósito del Programa Democrático es la implantación del Segundo Estado de Bienestar.

O sea, el propósito del Programa Democrático es la implantación del Segundo Estado de Bienestar.

Y de nuevo: el propósito del Programa Democrático es la implantación del Segundo Estado de Bienestar.



Os ofrecemos aquí de nuevo el Programa Democrático, pero para hacerlo efectivo.



Y el fundamento de todo, que se os escapa y del que no se habla, es la creación INMEDIATA de un Sistema Financiero Público.

Repetimos: el fundamento de todo, que se os escapa y del que no se habla, es la creación INMEDIATA de un Sistema Financiero Público.

Otra vez:  el fundamento de todo es la creación INMEDIATA de un Sistema Financiero Público.



La explicación a todo esto lo tenéis aquí.






Porque insistimos: el propósito del Programa Democrático no puede ser otro más que la  implantación del Segundo Estado de Bienestar, como base de estabilidad democrática en libertad para el futuro, si lo queremos realmente democrático y libre.



Hoy habéis tenido la decencia de decir ya que NO PODEIS, al menos de momento, y entonces probablemente será nunca. Sabemos por qué: estáis empezando a pensar con las categorías de lo existente. Pero, ¿no PODEMOS crear lo inexistente? En eso consiste crear, en este caso, una sociedad democrática en tiempos nuevos. La base está ahí ya.

Nosotros decimos SI SE PUEDE, y desde el primer día.

Esperamos que sepáis divulgar por vuestros propios canales estas observaciones, hechas de buena fe, y que entren a formar parte de vuestro debate interno. Os repito que no es aceptable decir que se va a hacer lo que NO SE VA A HACER. Y menos, cuando se DEBE hacer.



Saludos en democracia

Partido Fantasma

Di Uhhhh! Asusta a la crisis!

jueves, 14 de agosto de 2014

Sobre Navarra

Las alarmas suenan y nos advierten que Navarra se va a tener que enfrentar, más pronto que tarde, a problemas fundamentales sobre los que deberá reflexionar cada ciudadano, con la certeza de que solo con aquellas conclusiones a las que se llegue "en cada casa" en conciencia, con auténtica convicción compartida, podrá constituirse un consenso operativo, cohesionado y no sectario que, como en otras ocasiones (Obanos, Gamazada) le va a hacer falta a nuestro país en los tiempos venideros para sobrevivir.
En primer lugar, Navarra va a necesitar recuperar su identidad. Esta identidad profunda que hace que, históricamente, sea verdaderamente el único territorio actualmente español que podría plantearse de inmediato la recuperación de su soberanía plena, soberanía que, sin embargo, se encuentra en proceso de disolución por la influencia de dos fuerzas contrarias, ninguna de las cuales actúa de ninguna manera a favor de nuestros auténticos intereses. Una de estas fuerzas, muy obvia, es la que representa el nacionalismo abertzale vasco, que a lo largo de su trayectoria política ha ido generando un cuerpo teórico completamente delirante pero que pretende hacer pasar por verdadero: de todos es conocida la insostenible pretensión de pertenencia histórica de Navarra a una superestructura, antes Euzkadi zazpiakbat y actualmente una Euskal Herria política que ahora, en una reversión que les ha hecho pasar del "Nafarroa Euzkadi da" de las viejas pintadas en nuestros pueblos al actual "Euzkadi Nafarroa da", se pretende asimilar conceptualmente con "Navarra" por medio de la actual tesis de "Navarra, el Estado Vasco", falsaria justificación del proyecto abertzale presentada como nueva doctrina a sus creyentes ante la falta de fundamento de la anterior, pasando por alto interesadamente algo que es tan obvio como que Navarra es el Estado navarro simplemente, ya de por sí y como su propio nombre evidentemente indica, y que Navarra siempre ha sido mucho más y diferente que "vasca". A su vez, para negar la realidad, se procura ningunear, despreciar y vilipendiar a toda costa lo que el país ya es y sus símbolos son, algo que, además de ser una práctica política de denigración intencionada propia de enfermizos acosadores (el equivalente al uso fascista del despectivo término "españoles" con que pretenden insultar a los insumisos a su dictadura ideológica), indica el nivel de arrogancia compensatoria del complejo de inferioridad que sufren, inducidos tal vez por el victimismo enfermizo cultivado sin medida por sus ideólogos desde su mismo origen. Es sabido que los que piensan de sí mismos que son la raza o el pueblo elegido (por sí mismos, por "Dios" o por su "Historia", que es sagrada, naturalmente) nunca aceptarán que la historia real los sitúe en un lugar diferente al que creen merecer en sus delirios de grandeza (una mentalidad, por cierto, sobra decirlo, que es evidentemente muy poco democrática).
No hace falta aquí poner de manifiesto que como más o menos es sabido (porque el desarrollo histórico de este país nunca terminará de ser estudiado, como toda historia en general) Navarra tiene su raíz en los vascones (no confundir con "vascos"), pueblo influido por culturas “celtíberas”, después romanizado, que acaba produciendo, en los avatares de la historia, una entidad política diferenciada de otras. Navarra no es generada por ningún ancestral "pueblo vasco" a cuya "lengua originaria" hay que regresar (ahora fraudulentamente travestida en batúa) sino que se desarrolla hasta acabar siendo Navarra por la gente que llega a llamarse "navarros/as" al final de un complejo proceso durante el cual también se genera el romance navarro-aragonés que acaba confluyendo en lo que ahora es la lengua mundial "castellano", o hispano, lingua franca generada en territorio de influencia hispano-vascona, astur leonesa e hispano árabe, con la aportación importantísima de este último idioma (el inglés de la época). El euskera de Navarra es una lengua Navarra, claro, pero desde luego también lo es, y con toda legitimidad, la que hablan navarros a lo largo de siglos y acaba confluyendo hoy en el actual castellano, lengua que prácticamente siempre ha sido usada como lengua administrativa oficial de nuestro país, y en la que se escribieron los fueros cuando se recopilaron. Tan lengua propia como la otra, y mucho más propia que el actual batúa, que es, como la neo bandera inventada por un adolescente hace algo mas de cien años ya, una neo lengua. Pero, claro, el castellano, lengua navarra mayoritaria en la Navarra actual, es algo a batir en el proyecto de suplantación de una realidad política por otra ideado y llevado a cabo por el nacionalismo vasco. En fin, que los vascones, pues, junto con otras gentes, acaban siendo navarros, no vascos. Navarros. Y su Estado propio y pleno es el reino de Navarra, en este momento "Comunidad Foral", cuyo derecho empieza compilándose en el Fuero General de Navarra. Y este estado no es ningún "estado vasco", sino navarro, porque, como ya he dicho y es evidente, Navarra no es vasca, ni castellana, sino algo diferente que se llama precisamente Navarra y no España, ni Euskal Herria, siendo esto último, y lo repito, como la ikurriña, un invento político muy reciente, a pesar de lo cual se pretende la suplantación ya comentada de lo verdadero, (Navarra), que es sistemáticamente denigrado y despreciado, por lo ficticio (Euskal Herría). Dándose esto por medio del adoctrinamiento persistente y sectario de creyentes y crédulos, implacablemente condicionados desde la cuna en el interesado y falso credo (falso como todo credo y también como algún que otro “conocimiento”) que someramente se ha descrito aquí y que hoy forma parte del lastre de paradigmas dogmáticos delirantes del pasado que impiden y condicionan pensar el futuro con claridad.
Porque la relación del nacionalismo vasco respecto a Navarra es muy interesante, y merece la pena detenerse un momento en ella. Estas fuerzas proclaman la “vasquidad” a redimir de una Navarra a la que someten, con la excusa de esa redención, a un doble proceso, que intentaré explicar a continuación.
Por un lado, pretenden la imposición de una parte, "lo vasco", a un todo, "Navarra", procediendo de una manera peculiar, es decir, con el arrasamiento de lo verdadero, en un proceso de suplantación de identidad. El ejemplo mas evidente lo tenemos en la imposición del "euskera batúa" como lengua oficial de "lo vasco", cosa que poco tiene que ver con Navarra, pero sí con el "estado alternatibo" que los "altematibos" nacionalistas vascos han ideado para llevar a cabo su "construcción nacional", construcción de suplantación de lo existente por algo inexistente, pero que, sin embargo, resulta ser ¡lo auténtico!
En segundo lugar, refuerzan además este proceso de suplantación a través de un proyecto político de sistemática apropiación consciente, apropiación indebida, de la cultura propia de Navarra: así, por ejemplo, proliferan por ciudades y barrios "auténticos" joaldunak (zampantzar de Ituren/Zubieta) arrebatados a Navarra y redefinidos como "vascos". Pero Ituren y Zubieta son pueblos navarros, no "vascos", como Lanz, Olite, Tudela, Alsasua, Estella, Amaiur, Bera o Goizueta, como navarros son tanto el carnaval de Lantz como los Sanfermines, Olentzero, o la romería de Ujué. Baste esto como ejemplo de la apropiación indebida nacionalista vasca de tradiciones populares navarras, que son, por lo tanto, no vascas, sino navarras, sean o no, total o parcialmente, vasco hablantes, hispano hablantes, bilingües o plurilingües sus protagonistas. Claro que hablamos de lo que no son sino síntomas parciales de algo mucho más importante. Tan importante, de hecho, que en sí mismo define hoy la esencia y culminación de la acción política "abertzale" en Navarra, su finalidad.
Se trata del intento de apropiación nacionalista "vasca" de la soberanía de Navarra. Por decirlo a las claras, en plan navarro: el nacionalismo abertzale vasco necesita a Navarra, que es, hoy también, soberana, para poder sustentar su tesis “soberanista” del pretendido “pueblo vasco”

Este intento consiste en travestir Navarra, que es tal cual, Navarra, en parte, parte concretamente de “lo vasco", tal como ellos mismos lo definen, para, con este despojo, poder justificar alguna legitimidad a sus pretensiones soberanistas: Euskal Berría. Como esto no tiene fundamento alguno, porque "lo vasco" es parte de Navarra y no al contrario, pero cumpliendo racialmente con el arraigado y pertinaz precepto que dicen castellano de "sostenella y no enmendalla", han inventado la nueva tesis, en el acto definitivo de apropiación de legitimidad que comento, que proclama a Navarra "el Estado Vasco" que nunca ha sido pero que quieren hacernos creer que fue. Así, convirtiendo a guipuzcoanos, alaveses y vizcaínos en navarros, se apropian (nosotros en realidad somos vosotros, así que nos quedamos con lo vuestro porque, en realidad, es nuestro) de la legitimidad soberana de Navarra. Que, insisto en esto para que quede claro, es la única entidad política española que se podría declarar independiente mañana mismo, si quisieran hacerlo sus ciudadanos, por un simple proceso parlamentario, cosa que no pueden justificar en modo alguno ni Cataluña, ni Euskadi, ni nadie más.
Es decir, se trata, pues, de un doble proceso: los nacionalistas vascos se apoderan de lo que es nuestro, mientras intentan imponer lo suyo como si fuera lo verdaderamente nuestro. Es un producto de su adicción a la cuquería política (forma de hacer política de la que suelen acusar a los demás): vamos a los nidos de los ruiseñores, jilgueros y txantxangorris (navarros de la ribera, la zona media o la montaña, claro) les ponemos nuestro huevo de cuco (sin que deje de ser de serpiente) y nos encontramos con una descendencia de cucos que se creen ruiseñores, jilgueros o petirrojos...sin poderlo ser, porque ya son cucos, como es el caso. Esto viene además acompañado por la pretensión de equiparación del Fuero de Navarra, Ley del Estado soberano de Navarra, con los fueros provinciales de las tres provincias. Nombres semejantes de realidades diferentes.
Pero Navarra no tiene el problema por ese lado, solamente. Desgraciadamente, ninguna de las fuerzas políticas operantes en nuestro país parecen actualmente dispuestas a defender nuestra identidad, compleja y diversa pero nuestra, con todas las consecuencias. Los socialistas navarros tienen, como los postcomunistas de IU, demasiados condicionamientos ideológicos y lastres del pasado como para enfrentarse
con el nacionalismo, abertzale o no, en términos ideológicos, y liberarse tanto de su influencia negativa (resulta que los cucos son más "de izquierdas" que nadie, y más lo que haga falta, hasta demócratas, desde luego) como de las servidumbres que esta dependencia les suscita (y la propia con la auténtica dirección del partido en Madrid, como acabamos de ver en un episodio lamentable donde se ha vendido a la ciudadanía de Navarra por un plato de lentejas, en un acto que solo se puede definir como de deshonrosa corrupción política intrínseca y que no ha llevado a nadie a dimitir). Y menos aún les lleva a enfrentarse a ellos en términos de soberanía nacional de Navarra, algo que, para estas ideologías “de izquierda” tan comprensivas con catalanes o vascos, no existe, escudándose en que promueven un vaporoso federalismo que, en todo caso, debería ser una opción a decidir por los ciudadanos de Navarra en su momento, y tras una discusión democrática efectiva de esa opción o cualquier otra posible. Además, otras de estas fuerzas "de izquierda", como Baztarre, ahora en alianza con IU, que tal vez pudieran desarrollar una cultura política local y autónoma crítica y democrática ya que es genuinamente navarra, se adhieren, desgraciadamente abducidas, a lo que voy a denominar tesis filovasquista (la tesis de que lo euskaldún de Navarra es "vasco” y no "navarro", como ya he dicho). El hecho de que el socialismo surge en un contexto de humanismo universalista (después "internacionalista") hace a estas fuerzas tener dos varas de medir, cuando no deberían tener ninguna. Baste poner de manifiesto las patochadas de un Cayo Lara o un Pere Navarro sobre el auto otorgado "derecho a decidir" de Cataluña, mientras se pretende acabar despectivamente con la soberanía legal de Navarra o con los conciertos vascos. En fin. Además contamos con la actual UPN, conglomerado de intereses que se define como "regionalista", que se encuentra a la defensiva y apoyándose sumisamente, ante la embestida del nacionalismo vasco, en una derecha española que ostenta el poder en España a través de un partido de delincuentes políticos neo franquistas de la peor especie y que también tiene aquí delegación oficial. Fuerza política, UPN, sumida ella misma en graves escándalos de gestión corrupta, cosa que a muchos de sus militantes desagrada, que en nada favorece a Navarra y que contribuye a la parálisis actual del país.
Podemos decir, pues, que aquí y ahora, en general, las fuerzas que no simpatizan
o contemporizan con el nacionalismo abertzale lo hacen con el nacionalismo español. Pero, y he aquí el origen de nuestros males, a pesar de que los políticos pretendan imponernos su interesada realidad virtual, resulta que mucha gente cree que ni somos solo galgos ni solo somos podencos. Y resulta, claro, que Navarra es Navarra, con muchas cosas en común con todo el entorno, incluido el lado navarro de los Pirineos como no puede ser de otra manera, y especialmente con la península tras quinientos años de una relación problemática pero efectiva, en la que Navarra solo ha sido puesta
en cuestión, como ahora, por pura debilidad o dejación de los propios navarros.
Cuando Navarra entra a formar parte de lo que hoy llamamos el Reino de España, no hace dejación voluntaria de su soberanía, sino que acaba "acordándola" (con las instituciones de los demás ciudadanos españoles). Así que hoy, en tanto navarros compartimos nuestra ciudadanía parcialmente con los demás ciudadanos españoles, en un proceso histórico que termina, de momento, con la Constitución de 1978. Y hay que dejar claro que el resto de España no puede alterar unilateral mente, pues no tiene legitimidad alguna para hacerlo, ni la ha tenido nunca, la forma en que Navarra acuerde formar parte del estado español, actual Reino de España. Porque, para los ciudadanos de Navarra, es esta la que es democráticamente soberana en sus instituciones.
Pronto nos podríamos encontrar con una situación en la que podría ser que se "permitiera" la independencia de Cataluña, (o "Euskadi").  A mi entender, en ese momento Navarra debería estar preparada para reclamar y declarar unilateralmente su
propia soberanía, ya que el sujeto político con quien se mantienen los acuerdos actualmente, el Reino de España, habría desaparecido como tal, puesto que España lo
es con Cataluña, y sin Cataluña (o Euskadi) sería otra cosa, aún con el mismo nombre.
No es el Parlamento ni el pueblo español, incluidos ahí "vascos" y "catalanes", los que
tienen la potestad de decidir por Navarra, sino el pueblo de Navarra. En mi opinión, además, el Parlamento de Navarra debería ser radicalmente renovado: parece inaceptable que la forma en que queramos salir de la crisis de sistema en la que nos encontramos, o la manera como debamos configurar nuestra convivencia en general (régimen local, relaciones laborales, sistemas fiscales, etc.) pueda venir impuesta por el Parlamento de Madrid, con la aquiescencia de parte de la actual estructura de partidos locales, partidos que representan conjuntamente una realidad donde la variante que pretendo poner de manifiesto aquí y que creo que es muy sentida por muchos navarros de diferentes sensibilidades sociales no está representada de ninguna manera.
Pasan muchas cosas sin que al parecer a nadie importe. Pasa el estrangulamiento (ya superada la memez, pero sirva de ejemplo a no olvidar)  por parte del nefasto gobierno doctrinario abertzale de Guipúzcoa de la salida Navarra hacia Hendaya e Irún sin que se cuestione el derecho a decidir nada por parte de esa gente sobre una carretera de titularidad Navarra (y que debe seguir siéndolo), y sin que el Parlamento de Navarra reclame a Guipúzcoa territorios históricos de Navarra, como Fuenterrabia/Hondarribia. ¿Hay patriotas navarros en este Parlamento, actualmente, o solo lobos vendepatrias vestidos de cordero, sean estos de la casta merina o de la latxa? Pasa que no es quién Pere Navarro, un dirigente socialista que aún no ha dimitido (ninguno lo hace), para decir nada sobre la relación económica acordada entre una soberanía, la de Navarra, con el resto del estado español. Y pasa que habrá que preguntar a los navarros si queremos formar parte como “estado federado” de un futuro "estado federal" o no (o preferimos, por ejemplo, la forma confederal que subyace actualmente, o la independencia). Pasa que tal vez haya llegado la hora en que  Navarra asombre al mundo, como pronosticara Shakespeare, recuperando su  soberanía plena en cuanto a poder desarrollar políticas plenamente democráticas, ajenas y distintas a la omnipresente y obsoleta euro estafa, y desarrollar localmente, con nuestros medios, el Segundo Estado de Bienestar, que es lo que nos haría salir de esta crisis de sistema, configurando un sistema diferente y mucho más moderno, acorde con la tecnología que tenemos a nuestra disposición y con la percepción democrática avanzada de un país educado de verdad (pero anestesiado) como es el nuestro. Pasa que tal vez ha llegado el momento de reclamar nuestra soberanía plena, sin dejar de formar parte de una España democrática o de una Europa democrática, pero por nuestra voluntad de que así sea, a nuestra manera, con nuestra forma de ser, no desde la disolución sino desde la cooperación democrática.
Navarra es Europa antes de ser España. Navarra no era España (y los vascos y
catalanes si) cuando los Reyes Católicos expulsaron a los judíos, ni cuando descubrieron América para Europa. Navarra nunca dejó de ser soberana ni tras ser vencida en 1512 o 1521, y tampoco puede dejar de serlo ahora porque lo digan otros. Así que desde estas páginas quiero hacer un llamamiento público a todos los navarros, a los que no tienen adscripción política pero también a aquellos que militan en ideales democráticos pero no son sectarios: empecemos a generar el futuro, creando la herramienta que desarrolle ese futuro. Navarra nos necesita a todos en esta hora. Necesita curar y limpiar las raíces de esta haya (que no roble) milenaria y permitir que del tronco común salgan ramas, ramitas y hojas sanas y diversas, como la misma sociedad democrática, porque ribera o montaña  todo es Navarra y para que salgan los brotes verdes que realmente queremos se necesita una nueva primavera. Necesitamos confluir para aportar en un movimiento democrático nacional por la recuperación plena de la soberanía de Navarra, una recuperación que nos permita desarrollar a nuestro modo, democráticamente, el gobierno directo del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y la democracia del siglo XXI, la Democracia 2.0 del Segundo Estado de Bienestar, el de un sistema financiero público, una renta básica general garantizada y el énfasis en un desarrollo cultural propio (social, científico, técnico, artístico, etc.) en todos los sentidos, integrado en el mundo. Este es el tercer reto, el del futuro, y la solución a cómo hacerlo resolverá a su vez los otros dos.

Y lo debemos hacer, en Navarra, los navarros. 

Partido Fantasma                                        7 de julio de 2013

El Programa Democrático

Uno de los aspectos de esta crisis, en el que no parece ponerse suficiente énfasis, es el de que posiblemente nos encontramos ante uno de esos momentos en los que la humanidad se enfrenta de forma inequívoca e insoslayable a un cambio de paradigma de carácter histórico.
   Esta crisis surge de la caída de dos muros que aquí simbolizan el fin del mundo con trastorno bipolar que surgió de la Revolución Francesa. Por un lado, el derrumbe del Muro de Berlín, que supone el final de una forma de pensamiento, el marxismo de la dictadura del proletariado, una de cuyas metas era el fin del estado (que, mientras tanto, se hizo de nuevo omnipotente). Por el otro lado, la caída inmediatamente posterior del muro de la «Calle del Muro», Wall Street, donde se produce el fin de la otra gran ideología actuante desde el siglo XIX: el liberalismo, ahora intentando volver a imponer una hegemonía en su farsante version «neo» y/o «ultra». El liberalismo es en su origen una teoría plutocrática también profundamente antidemocrática (véase la historia de España anterior a la ll República) que propugna la extraña dictadura «de la mano invisible» del «mercado» también contra un estado que se desea mínimo.
   Entre las grietas (trincheras, ciudades arrasadas, masacres, hornos, fosas, como vemos cada día) de estos dos polos ideológicos originados en realidades políticas y sociales de hace 200 años, y que han actuado desde entonces transformando aquellas realidades, van estableciéndose, en el mundo occidental y sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, intentos de organización democrática de la sociedad que se han venido a llamar Estados de Bienestar.
   Esta nueva organización social de un estado que resulte reflejo y órgano de la democracia tanto política como económica no surge solamente de la aplicación de una  ideología democrática (en realidad la democracia es una práctica igualitaria reglada) sino que se corresponde con una transformación de la sociedad misma hacia una mayor complejidad.  Si quisiéramos hacer una metáfora e imaginar que el planeta ha estado generando un órgano de autoconciencia que es la sociedad humana podríamos decir que, con el desarrollo de las redes sociales y la intercomunicación instantánea, nos encontramos como especie (como especialización) en el momento de generar el cortex cerebral de este mundo: el órgano nuevo (estados democráticos) para una sociedad inteligente global.
   Este proceso de una cada vez mayor complejidad social (que tiene que tender, en mi opinión, a un tipo de sociedad auto-consciente) obliga, desde el punto de vista de la eficacia de recursos, a asegurar en las democracias representativas una cierta cohesión social a través de la universalización de «derechos» sociales como salud y educación y de garantías económicas como salarios y jubilaciones dignas. Esto, insisto, que llamamos derechos, pero son necesidades de una sociedad de complejidad creciente, potencia a su vez esta complejidad por la necesaria especialización derivada del aumento del conocimiento y de la cada vez mayor accesibilidad de ese conocimiento a un mayor número de individuos. Especialización que debe encontrar soporte, como es lógico, en una estructura general compleja que la favorezca y a la que a su vez conforma.
   En el momento actual se está produciendo un intento de diluir la situación democrática alcanzada en el primer estado de bienestar (que no está muy desarrollado en España) por fuerzas antidemocráticas que tienen su génesis en las prácticas plutocráticas neo o ultra liberales. Esta corriente de pensamiento originada básicamente en el mundo anglosajón busca con ello aumentar (o revertir la pérdida de) su influencia a escala mundial, intentando aplicar a la «globalización» las antaño gloriosas recetas liberales; recetas que interpretaron un mundo de hace 200 años y que están en el origen de su hegemonía como civilización a lo largo de estos dos últimos siglos. Pero estas mismas recetas (y la oposición a ellas) han cambiado el mundo, y ahora éste es otro mundo.
   Así pues, nos encontramos en una situación histórica donde, por un lado, se intenta imponer a la gente antidemocráticamente un programa (el neoliberal), totalmente trasnochado e inmensamente ineficaz, programa dominado por el muy improductivo «capitalismo financiero», y donde por el otro lado la confusión reinante en la opinión pública y en las diferentes fuerzas socio-políticas ante lo que está pasando, aún no encuentra una respuesta adecuada porque esta debe ser totalmente nueva, superadora de los viejos condicionamientos ideológicos. Distorsionado todo ello por el auténtico velo mediático que propugna que el ficticio «mercado» liberal es la única estructura formal válida de organización económica de la sociedad democrática. Confusión acrecentada por la falta de consensos en las fuerzas más democráticas a partir del derrumbe (liberador) de algunas de las ideologías en que pretendían fundamentarse, y alimentada por la aceptación funcional de estas ideas antidemocráticas liberales que la práctica del poder ha propiciado también, como estamos viendo ahora mismo en nuestro país, en ese sector que ha gobernado estos años "desde la izquierda", partidos y sindicatos.  (Debemos decir que estas etiquetas, «izquierda/derecha», están en nuestra opinión tan trasnochadas como las ideologías del siglo XIX en las que se definen, porque, en las sociedades democráticas, se deben necesariamente dar a la vez y sin exclusión tanto elementos conservadores como innovadores. No creemos que estas deban ser ya  las definiciones válidas a partir de ahora. Y habrá que crear otras nuevas y mas adaptadas).
   Sin embargo, en nuestro país, como en otros, se está empezando a generar la voluntad de cambiar esta situación de confusión. El problema es que no parece haber aún una reflexión autónoma suficiente desde la experiencia actual sobre la sociedad democrática y su concreción en estado que obtenga el consenso en un nuevo paradigma eficaz, a pesar de los nuevos movimientos por una política mas democrática que se han producido últimamente, y que deberían ser el germen del desarrollo de las fórmulas políticas necesarias para generar el cambio de paradigma, al que este escrito pretende contribuir humildemente ofreciendo una perspectiva. Así que nos van a permitir proponer un par de ideas aglutinantes para intentar, tal vez, centrar el debate en la posible salida democrática a esta crisis de civilización y, si es posible, hacer este debate operativo porque, como estamos viendo, urge hacerlo operativo cuanto antes.
   Parece mentira pero nadie parece señalar lo obvio: que la única salida democrática (insistimos, única salida democrática) de la crisis en la que nos encontramos, no puede sino contemplar políticas de ampliación del estado social y de derecho hacia la instauración del Segundo Estado de Bienestar (el que corresponde a la Sociedad 2.0 o Sociedad del Conocimiento).
   Llamamos aquí Segundo Estado del Bienestar al que dará soporte a la sociedad inteligente a la que se ha hecho referencia antes. Es el resultado, sencillamente, de la ampliación del actual estado de bienestar recuperado (Sanidad, Educación públicas, demás derechos sociales, etc.) con un Sistema Financiero Nacional y una política cultural pública. El concepto de Programa Cultural Público es sencillo y consiste en apoyar con medios (específicos y transversales), una política cultural democrática dirigida a la creación cultural en contraposición al actual concepto aberrante de Ocio, es decir, basar la cultura democrática en la práctica creativa en todos los órdenes. Y en el concepto de Sistema Financiero Nacional Público encontraríamos el motor trascendental de transformación social desde el actual estado de exclusión antidemocrática a una sociedad democrática plena, cuya necesidad es inexcusable si queremos efectivamente que sea verdaderamente democrática nuestra sociedad, consiguiendo de este modo de manera real incluir en ella a todos los ciudadanos sin excepción, como es su derecho.
   Se trata pues, de garantizar de una vez por todas los derechos constitucionales, reorganizando el estado para conseguir la máxima eficiencia democrática, lo cual es perfectamente posible (si no imperativo) en el marco de la actual constitución política de nuestro país.
   Basado en el concepto de Renta Básica Universal, el Sistema Financiero Nacional  Público debería ocuparse de garantizar los derechos económicos democráticos básicos de toda la sociedad sin exclusión alguna, haciéndose cargo de forma pública de todo lo que podemos llamar «economía social». No hablamos de nacionalizar la banca ni de nada parecido. La idea es integrar en el concepto de Renta Básica Universal todo aquello que ahora está parcelado: ¿para qué hacer becas si un estudiante joven o anciano tiene un sueldo básico (y variable) desde que nace? Todas estas cosas que se nos ocurren entrarían dentro de la gestión del SFN: conceptos como ayudas por hijo, becas escolares, pensiones, etc. estarían subsumidos en este concepto de renta general que, desde luego, no sería lo mismo ni mucho menos para un niño de un año que para un anciano que haya trabajado cuarenta años, por exagerar, o para una persona que renuncia al derecho a un puesto de trabajo externo total o parcialmente para cuidar de los suyos, o para un estudiante de secundaria o de universidad o en prácticas, o para un profesional especializado (que también está ganando un sueldo mayor que uno no especializado), etc. La Renta Básica Universal es un derecho social que generaría eficacia y estabilidad en el sistema.  Esto no quiere decir que todo el mundo ganara lo mismo ni mucho menos, pero lo que si querría decir es que todo el mundo tendría un ingreso básico garantizado, lo que implica conseguir socialmente una muchísimo mayor flexibilidad a la hora de hacer frente a crisis como estas, que no afectarían, por ejemplo, al pleno empleo o al consumo básico. Tampoco el Sistema Financiero Nacional Público supondría la desaparición de las empresas financieras privadas, naturalmente. Simplemente sería la base financiera democrática de la gestión de los (cuantificados) derechos sociales. Porque este sistema debería garantizar a todo ciudadano el derecho a la financiación (al aval y garantía) social sobre su primera vivienda, por ejemplo. Pero si se quisiera comprar una segunda vivienda ese mismo ciudadano tendría que dirigirse a un banco privado, que sería una empresa libre legislada específicamente como cualquier otra. Este sistema permitiría una flexibilidad social infinitamente mayor, mayor movilidad potencial de las personas activas, y no expulsaría del consumo básico ni de la estructura de socialización a millones de personas como ha sucedido con la actual crisis terminal de este sistema. Un Sistema Financiero Nacional Público es la base de una economía más eficaz y estable para una sociedad innovadora que tendería a la máxima complejidad con un coste creciente de cohesión mínimo y abre a la sociedad posibilidades enormes (e ineludibles, como hemos dicho) de futuro.
   Porque la libertad individual, contra lo que se nos quiere hacer creer a veces, precisa de estructuras sociales de apoyo fuertes. Los derechos individuales se defienden de manera colectiva. Es decir, es la sociedad la que da soporte a esos derechos y libertades. Y en este momento y en esta ineficaz sociedad neoliberal hay cerca de cuatro millones y medio  (ahora ya son seis-rev-oct 2013) de capital humano improductivo con su libertad muy mermada o anulada, en una situación que nada tiene de democrática. Porque, ¿a qué estamos llamando democracia? Pues ahora mismo llamamos democracia al empleo precario o desempleo rampante; a una temporalidad criminal sin derechos, a sueldos míseros, a esclavitud y estafa financiera legalizada, a la imposibilidad de emancipación personal, a la promoción de actividades mercantiles de ocio/consumo ajenas a cualquier concepto de cultura, frustración vocacional, negación del porvenir de cualquier generación a partir de la actual, y etc.,  por una casta político económica al servicio de una plutocracia que agoniza sin remedio y nos hace agonizar en medio de bonos basura, incomestible dinero ficticio y presuntos acuerdos sociales que garantizan el cobro de la pensión máxima tras treinta y ocho años de trabajo pero que no garantiza, por supuesto, ese es el truco, que nadie vaya a trabajar esos treinta y ocho años nunca, en una operación de estafa legalizada que es aceptada sin rechistar por un país envilecido por sus (electos) irresponsables políticos y sus políticas.
   Y, si lo que antiguamente fue un sistema público de Correos ahora es una banda ancha privada, es decir, si el servicio de comunicación que antes se proveía públicamente ahora es un sistema privado, o, de otro modo, si la necesidad social está al albur de intereses privados, ¿qué podemos hacer? Pues dos cosas, al menos: la primera es organizar políticamente alrededor de la idea expresada aquí de la necesaria ampliación de los derechos democráticos, a las personas demócratas conscientes e inquietas; a todas las infinitas pequeñas fuerzas que se están movilizando en ámbitos locales; a la gente afiliada y desilusionada de los diferentes sindicatos; a toda esa cantidad de gente a la que se le suele llamar el pueblo, que no tiene, hoy por hoy, alternativas a la nadería política y esclerotizada que impera y manda: jubilados, amas de casa, jóvenes en general, estudiantes sin futuro, mujeres siempre maltratadas por los actuales sistemas de remuneración y de organización del trabajo injustos y bárbaros, pequeños agricultores, parados sin quererlo ser, etc., en una unión de fuerzas democráticas, un partido demócrata real (como se quiera llamar) con el común denominador de consenso con la actual constitución para hacerla efectiva (bizantinismos como monarquía constitucional o república no, por favor) organizado de abajo arriba con el programa político de mínimos de la implantación del Segundo Estado de Bienestar como organización democrática básica del estado para la nueva sociedad; fuerzas estructuradas bajo el principio de actuación local, pero pensamiento global en un consenso básico sin sectarismos.
Creemos que hay indicios de que esto se está empezando a generar en diferentes puntos de nuestro país de forma local (que puede incidir en las próximas elecciones locales), pero hay que pasar de grado y presentar un programa democrático nuevo al conjunto del país donde pueda verse reflejada la inmensa mayoría (puesto que es un programa de integración y cohesión social). Y es un programa que debería ser atrayente sobre todo para las personas jóvenes que deberían hacerlo propio, puesto que representa el futuro para todos (pero desde ya), un futuro en acción, el del Segundo Estado de Bienestar (Sociedad 2.0, la próxima sociedad del conocimiento que está al alcance de la mano para todos pero a la que se pretende dejar acceder solo a los que tienen la ventaja económica ahora), y donde se deben ver también reflejados todos aquellos que actualmente votan a los partidos mayoritarios y obsoletos porque no hay alternativa democrática real. Movimientos locales como los que se están produciendo entre IU y Baztarre en Navarra con posible integración de disidentes del PSN o cualquier fuerza política o social ya constituida, (actualmente, el surgimiento de PODEMOS corrobora todo lo antedicho, aunque habrá que ver si realmente es lo que se necesita) donde personas demócratas se vayan despojando de lastres ideológicos obsoletos para repensar de nuevo la acción democrática, plural y diversa, en un futuro que ya está aquí, son catalizadores capaces de aglutinar y tal vez integrarse en una fuerza democrática, plural y diversa, pero también firmemente decidida a dar el salto ineludible hacia esta nueva y necesaria sociedad, fuerza de coordinación de estas iniciativas y también de representación de los consensos producto de los debates en cada momento, aunque también deberían ser capaces de organizarse gente ajena a esos partidos, cuyo pensamiento democrático no tenga mas adscripción que la propia libertad. No debe haber pues espacio para el dogmatismo en la democracia, y nunca lo ha debido de haber, porque el conocimiento de la realidad es cambiante y fluido y, por lo tanto, las ideas lo deben ser también si están basadas, dentro de la perspectiva democrática, en una ciencia sociopolítica al alcance de todos: es inaceptable e imposible un sistema totalitario desde el punto de vista de que en este mundo siempre se producen conocimientos nuevos, y de que, por eso mismo, la percepción de la realidad no es estática ni lo puede ser: lo que se debe pretender es gestionar democráticamente y en libertad el flujo constante del continuo descubrimiento de la realidad, por decirlo de alguna manera. Porque es lógico dentro de un sistema democrático la creación de todo tipo de movimientos que incidan en intereses sectoriales de acuerdo con la propia riqueza del debate democrático en una sociedad libre y por ello cada vez mas compleja. Y porque entonces no es ya la ideología, el imaginario dogmático, lo que debe alentar estos debates, sino el conocimiento científico de la realidad y del resultado de la aplicación y ensayo consciente e inteligente de las políticas e ideas democráticas que surjan como fruto de ese conocimiento de la realidad. Por eso este país necesita un movimiento amplio y plural, integrador, que destile las ideas democráticas y proponga el Programa Democrático, el de la estabilidad económica básica de la sociedad para tener la máxima capacidad de adaptación y flexibilidad y que procure la necesaria base de estabilidad a este mundo en proceso de cambio y trasformación ineludible pero cuyo sentido se manifiesta perfectamente claro desde la perspectiva democrática. Y una sociedad democrática como es la de este país (que puede ser si lo queremos uno de los países clave del Siglo XXI) tiene un reto inmediato: hacer comenzar el futuro.
   España lleva doscientos años intentando asimilar conceptos e ideologías que han surgido en otros ámbitos culturales en su mayor parte. Pocos han sido generados en nuestra sociedad. Pues bien, creemos que ha llegado el momento de decir: «Bueno, ya nos hemos puesto al día. Ahora vamos a desarrollar nuestras propias ideas, a aplicarlas y a aprender de esa aplicación, para innovarlas o para conservarlas». Porque, ya que el futuro es el nuestro, ese futuro lo queremos ya: llevamos parte del camino recorrido. No volvamos atrás.
Partido Fantasma
31/12/2010

Reflexiones musicales- España está sonando mal



          Es evidente que la situación sociopolítica en la que estamos sumidos obliga a una concentración de fuerzas democráticas para llevar adelante la revolución democrática que el país necesita históricamente. Definir el futuro (en sus diferentes y variados aspectos) y hacerlo posible es cosa de todos, ciertamente. Así que, desde nuestra fuerza de lucha de ideas cultural, y desde nuestra libertad, pretendemos con esta reflexión aportar algo al debate general.  Así vemos la realidad. Tal vez otros encuentren conclusiones parecidas en sus propias reflexiones. Eso querrá decir que lo que se piensa desde cada imaginario ideológico (o su carencia) puede estar cerca de una realidad objetiva y no condicionada. Es lo que tienen las libertades de pensamiento y de expresión y por lo que es tan importante hacerlas efectivas y operativas: acercan mejor que los dogmas al conocimiento de la realidad objetiva y permiten su falsación.
          El Partido Fantasma opina que hay que acabar con cualquier búsqueda de protagonismo de cualquier organización (que son necesarias, deben ser variadas, de acuerdo con la complejidad de la vida en democracia, pero ante todo deben estar al servicio de la gente, y no al revés). En este momento llamamos a todas aquellas organizaciones que están ya conformadas y cuya lucha es hacer efectiva la democracia a que se unan en un Programa Democrático de Consenso que proponemos así:
         1.- Consenso sobre la opción Democrática de salida de la crisis (que es una crisis de sistema, concretamente del sistema capitalista financiero anglosajón y sus redes, que pretende mantener un mundo que ha caducado y cuya obsolescencia debemos programar). Ante esto no basta con las viejas recetas. Nosotros pensamos que hay que repensar la democracia como forma social superior del desarrollo del potencial humano, desde la perspectiva de la libertad de pensamiento y de conocimiento actual, y aplicar las políticas con sentido experimental y científico. Porque no debemos levantar nosotros nuevos muros para sustituir los ya caídos, como pretenden hacer los adversarios de la democracia.
         Para nosotros, la salida de la crisis se producirá a través de  políticas que implementen el Segundo Estado de Bienestar: aumentar y refinar el ámbito de lo que es esencial y público, sanidad, educación, etc., en el primer EdB, reforzando este con un Servicio Financiero Nacional Público (que financie derechos sociales como la primera vivienda, la gestión de la Renta Básica, salarios públicos, becas, pensiones...entre otras cosas).  Aquí es fundamental ofrecer una base ética material de convivencia democrática a todos los ciudadanos sin distinción a través de una Renta Básica Universal. Esto es totalmente fundamental, produciría seguridad a la sociedad y proporcionaría una base de consumo que garantizaría un suelo económico en tiempos de crisis como la actual. Como consecuencia, el reparto del trabajo, si fuera necesario, garantizaría la permanencia en el sistema. Esto se completa con una educación, entrenamiento o formación que debería ser continua necesariamente, dada la aceleración histórica del proceso de transformación y cambio que proporciona el conocimiento actualmente y cuyo alcance democrático el actual gobierno del PP (aunque tal vez también otros) pretende impedir, como es evidente.
        Para salir de esta crisis necesitamos salir del sistema que la ha creado y que, en una defensa propia preventiva muy agresiva,  se aplica en la destrucción del Primer Estado de Bienestar (que consideramos el mayor intento de una democracia económica en libertad hasta la fecha, pero que no ha sido capaz de terminar con el oligopolio financiero privado). Los bancos privados tienen solo unos 500 años de vida, no tenemos por qué depender de ellos. Es decir, algo tan importante en una sociedad compleja como el sistema de distribución de la financiación está en manos privadas. Desde luego, un banco privado es una empresa privada, y la libertad de empresa, como todas las demás, debe mantenerse, de acuerdo con el interés general expresado en las leyes. Pero un estado democrático debe tener un sistema financiero público como garantía de efectividad de los derechos constitucionales. Esta crisis ha demostrado esta necesidad con creces. Es urgente la creación de un Sistema Financiero Público Nacional.  También necesitamos separar del influjo de la "globalización" todos los ámbitos esenciales para llevar adelante una cultura propia. Otros (el mundo financiero anglosajón y sus aliados) nos gobiernan de acuerdo con sus intereses, que no son los nuestros. Entre sus designios está la postergación de nuestra cultura. Una cultura obligada durante siglos a estar al servicio de la ignorancia sectaria y dogmática de todo tipo de infalibles papas, pero que hoy tiene la oportunidad de decidir por sí misma, porque tiene los elementos de conocimiento suficientes para ello a pesar del intento actual de destrucción de ese potencial al que estamos asistiendo, llevado a cabo desgraciadamente por este penoso gobierno al servicio de intereses mafiosos propios y extranjeros.  Por lo tanto, el otro aspecto de la Revolución Democrática y Cívica que proponemos es la implementación decidida de la cultura local en todas sus manifestaciones. Porque cultura es desde saber fabricar botones (o barcos), a cultivar una huerta (o gestionar un parque nacional) a hacer música pop (o una zarzuela futurista): todo lo que hacemos. Y eso es lo que podemos ofrecer a otros, en todo caso,  no otro mundo todo a cien para noreuropeos. Debemos recuperar nuestra autonomía cultural, política y social, democráticamente, y defendernos de la agresión cultural, financiera y política que se está llevando a cabo contra nuestro país y contra nosotros (ver caso de Gibraltar sin prejuicios, los salarios de 2´50 la hora en el campo andaluz o el asunto Eurovegas, plan cuya defenestración va a ser el test del próximo gobierno democrático cuando lo instauremos: es lógico que los puteros cocainómanos que nos gobiernan nos quieran convertir en el burdel del mundo, creando un macro gibraltar en pleno centro del país, pero nosotros no tenemos por qué aceptarlo, desde luego). Por no hablar de las agresiones económicas comunitarias, producto de la misma ideología clasista y antidemocrática que está llenando las arcas de los bancos extranjeros que financiaron la burbuja/lavado de dinero del cambio del euro/ladrillo, convirtiendo sus perdidas en nuestra deuda pública. En ese sentido, queremos dejar claro que el Partido Fantasma no aboga por el nacionalismo, pero pensamos que los ciudadanos de un país si que tienen derecho a defenderse cuando sobre el se cierne un genocidio cultural que consideramos un crimen contra la humanidad (no es broma: estamos seguros de que el mundo anglosajón lleva a cabo una política activa de imposición cultural: nos venden su hegemonía. Y la otra gran cultura relevante de occidente es la hispana, y lo saben). De ahí proviene lo que nosotros entendemos como responsabilidad histórica de nuestro país, y de ahí surge la necesidad de la revolución democrática que proponemos: dar el próximo paso en la evolución social hacia la Democracia 2.0, y hacerlo desde España, pacífica y decididamente, generando una influencia cultural  positiva de excelencia para el Siglo XXI,  como dirección a seguir por todos. O eso, o la dependencia: no hay otras salidas.
         2.- Para llevar adelante el Programa Democrático hace falta un consenso general de las fuerzas democráticas en España para definirlo (definir las metas), y la colaboración crítica entre ellas debe promover un acuerdo que active también un  cambio en la propia manera de hacer política.
        Hay ejemplos de esta necesidad de reflexión y nuevos consensos: por ejemplo, ¿por qué la derecha mafiosa promueve recortar la participación política pública en la toma de decisiones? No estamos de acuerdo. Pensamos que, puesto que los parlamentos son representaciones, cuanto mas adecuada sea la muestra (el sample) de la simulación, mejor. Nosotros hacemos música y la  música es una metáfora de la vida. Hoy, la sociedad española suena mal. ¿Por qué? Hablando simbólicamente, por la deficiencia en el wordlength* de la muestra. Estamos muy deficientemente representados, y esto es así porque lo que se presenta a elecciones son partidos políticos estructurados muy rígidamente (codecs muy primarios), con barones, condes, duques, escuderos, etc. Ni un fontanero. Ni un repartidor. Ni una ama de casa. Ni un campesino. Ni un obrero en paro. etc. Pero todo está lleno de abogados, que no deberían poder presentarse a elecciones, porque los abogados deberían ser considerados  parte de otro poder, el poder judicial. ¡Este es un sistema político NiNi, que permite llegar al poder en negro para hacer una política antidemocrática!
        Y, ¿quienes son los  anti sistema aquí?
       Al parlamento deberían presentarse LOS CIUDADANOS como tales. Sea que además sean miembros de partidos políticos, de organizaciones empresariales o culturales o sindicales o profesionales, activistas de barrio o de sistemas cósmicos, lo que sea: que lo digan, por supuesto, abiertamente, pero que se presenten como ciudadanos, y con un equipo claro alrededor, que será parte del entramado de relación de ese "sample" o "muestra" activa con el entorno sampleado o muestreado, la sociedad que lo elige. En nuestra opinión, las actuaciones partidarias en el parlamento deben producirse como resultado de la discusión de cada tema específico en ese ámbito. Y el parlamento debe representar a toda la sociedad, especialmente a los que hasta ahora son excluidos: a estos (a nosotros, que estamos en ese otro mundo de la realidad excluida del poder, la mayoría) debe llegar la democracia con urgencia. En este momento, con el actual sistema,  los partidos legislan para mantener el poder, sea ello con buenas intenciones (en plan despotismo ilustrado) o con la intención de tapar sus negocios sucios e ilegales, como es el caso del partido actualmente en el poder (ilegítimamente, desde luego: se ha ganado las elecciones con financiación ilegal. El sistema está tan podrido que ni la Fiscalía General ni la Junta Electoral han intervenido).
        Como dice nuestra canción, "Familias Felices"..."tenemos trabajo, hay mucho que hacer". Con la esperanza de poder aportar un poquito, pero con la decidida intención de hacerlo, dejamos de momento aquí esta reflexión hecha desde ese otro mundo que es posible porque ya estamos pensando en como va a ser, estructuralmente: de todos es sabido que el germen de la realidad se produce en la imaginación humana.  Y no estamos hablando de blanco o negro, sino del desarrollo de la libertad, de una cultura producida críticamente en libertad desde nuestros pueblos, ciudades, fábricas, laboratorios....  Y ese futuro lo queremos ahora.    Es hora de hacer la obra. 
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Partido Fantasma
Uuuuuuhhhh!     Asusta a la crisis!
28 de Enero, 2014